Malargüe 2013

Para este verano disponíamos de sólo una semana, y como la montaña nos ha venido atrayendo en estos últimos tiempos, descartamos el mar. Destino elegido: Malargüe. No sólo la ciudad nos parecía interesante  sino también sus alrededores. Aparte, teníamos la posibilidad de ¨acortar¨ el viaje a mitad de camino en San Luis para visitar a mi suegro.

A pesar de que no es de nuestro agrado viajar de noche, decidimos intentarlo para que los chicos pudieran dormir parte del camino. Así fue que preparamos todo durante la tarde del sábado 26/2 y partimos alrededor de las 2:00 AM hacia la mencionada provincia.

Este primer tramo transcurrió sin mayores inconvenientes, salvo que los chicos durmieron muy poco y a nosotros nos resultó más extenuante de lo que imaginábamos. La recompensa fue el gran recibimiento por parte de Juan y Silvia, quienes nos recibieron con alegría y nos esperaron con un desayuno delicioso.

Después de charlar y disfrutar de su compañía, partimos por la RN 146 hacia San Rafael. Este trayecto no presenta grandes atractivos ya que el paisaje es bastante monótono y la ruta es recta, tanto que se dice que es la más recta del país. 

El mediodía nos encontró en la localidad de Monte Coman, donde cargamos combustible y aprovechamos para almorzar sandwiches de milanesa y empanadas de la rotisería que se encuentra frente a la estación de servicio, lugar recomendado por el playero.

Continuamos hacia a San Rafael, ciudad que nos llevó unos 40 minutos atravesar debido a sus interminables semáforos. Por alguna razón el GPS no nos evitó ingresar al casco urbano como lo hizo a la vuelta. Traspusimos el puente que cruza el Río Diamante y tomamos la RN 144 hacia el empalme con la legendaria RN 40, que vía El Sosneado nos llevaría hacia nuestro destino.

Unos kilómetros más adelante se encuentra la zona denominada Rincón del Atuel. 
El paisaje cambió, unas pintorescas estribaciones serranas nos comenzaron a acompañar.




A lo lejos hacia nuestra izquierda se veía una gran mancha blanca, se trataba de las Salinas del Diamante. Apenas las cruzamos y sin que uno se de cuenta, se empalma la RN 40. Nos detuvimos en el km 3000 para fotografiar su original mojón.


Llegamos a El Sosneado, localidad que oficia de límite entre el Departamento San Rafael y Malargüe. Volvimos a detenernos en la estación de servicio del pueblo ya que teníamos conocimiento que en el local contiguo a la estación preparaban unos exquisitos sandwiches de jamón crudo condimentados a gusto del comensal. La atención fue excelente, y los sandwiches altamente recomendables!


De aquí en más el camino es sencillamente excepcional. Uno circula con una frondosa arboleda hacia ambos lados, con la cordillera de Los Andes como telón de fondo. Una vez que se cruza el Río Salado la ruta toma rumbo sur, con el cordón montañoso hacia la derecha. Un pintoresco cartel turístico nos daba la bienvenida.

En enero de cada año, la ciudad celebra la Fiesta Nacional del Chivo.

Las cortinas forestales de álamos indicaban que el destino estaba cada vez más cerca.


Alrededor de las 15:30 hrs. habíamos arribado a nuestro destino.


Y nada más y nada menos que por la ruta que nos atrae sobremanera.


No sólo a nosotros, sino también a turistas extranjeros.


Esta vez nos nos aventuraríamos a buscar y conseguir alojamiento ¨in situ¨ como en otras oportunidades, habíamos reservado vía Internet unas pintorescas y cómodas cabañas.


Se trata de Posada Rincón Sur, las cuales resultaron muy acomodadas para su precio. Apenas llegamos, algunos no tardaron en investigar sus instalaciones.


Y de disfrutar de su amplio parque.


Después de acomodarnos y tomar una reconfortante ducha, decidimos pedir vía delivery comida en una rotisería cuyo imán se encontraba en la heladera de la cabaña. La comida fue tan buena y accesible que repetimos la acción todos los días. Se trata de El Bodegón, quienes tuvieron la delicadeza de invitarnos con la comida del último día.

Al día siguiente decidimos dar una vuelta por la ciudad. Como premio por haber resistido el largo viaje estoicamente la primer parada fue en la plaza.


Y como habíamos planeado dedicarle el primer día a los niños, ya que el segundo día haríamos una excursión de día entero, nos detuvimos en un lugar que les llamó poderosamente la atención.


El lugar se encuentra a metros de la oficina de Dirección de Turismo donde hay que sacar una módica entrada. Es una exhibición de réplicas de fósiles, réplicas de esqueletos completos y corporizaciones realistas de dinosaurios del período Triásico realizados exclusivamente por técnicos y artistas sanjuaninos. También se pueden apreciar escenografías y paneles explicativos.




A Bautista le tomó unos minutos ¨ambientarse¨ en el lugar.


Mejor dicho, sólo unos segundos...


En realidad, no sólo Bautista se ambientó rápidamente.


La muestra está emplazada en lo que alguna vez fue el histórico molino Rufino Ortega, que todavía mantiene su belleza arquitectónica con paredes de adobe y techo de madera con cabriadas.
En los alrededores de la muestra también se pueden disfrutar varios atractivos de la ciudad como el Parque del Ayer, donde el turista puede realizar caminatas y deleitarse con esta hermosa escultura tallada en un árbol.


Otras de las opciones es visitar el Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger, el Centro de Convenciones y Exposiciones Thesaurus y el Casco de la Estancia La Orteguina. Las habitaciones que dan al  patio central de esta casa colonial constituyen el Museo Regional, el cual sólo recorrimos por fuera.


Promediando nuestro paseo el cielo se puso gris, y algunos truenos presagiaban una tormenta típica de verano. Debimos adelantar nuestro regreso a las cabañas.


Sin embargo, disfrutamos mirar la lluvia desde los amplios ventanales.


Que por suerte encontró no sólo a a nuestro vehículo bien resguardado...


...sino también a la mascota de la cabaña.


Habiendo hecho un reconocimiento de la ciudad, el segundo día nos dispusimos a realizar una excursión que veníamos esperando por algún tiempo y que influyó en la decisión de elegir Malargue como nuestro destino de vacaciones. Se trata de la Reserva Provincial La Payunia, uno de los campos volcánicos más vastos de América del Sur.
Después de pensarlo minuciosamente, decidimos no aventurarnos solos y contratamos la excursión en modo caravana en la empresa El Choique. Debíamos seguir los pasos de otro contingente de turistas que irían junto al guía en un minibus. Nos encontraríamos en las afueras de la ciudad, cruzando el río Malargue bien temprano. Para ello, debíamos tomar la RN 40 con rumbo sur, que en su paso por la ciudad adquiere el nombre de Avenida San Martín  A pocas cuadras se puede observar uno de los símbolos de Malargue, un pintoresco reloj llamado Torre del Cincuentenario.



Claramente visible como punto de referencia, la Torre del Cincuentenario es una típica postal de Malargue.
Foto: http://imagenes.viajeros.com/fotos/d/dj/djhkdhuz-1336618488-bg.jpg
Una reserva provincial con un promedio de 10,6 volcanes cada cien kilómetros cuadrados y con 800 conos contados podría ser un lugar muy interesante para nosotros, pero seguramente no lo sería para nuestros hijos, así que tomamos las precauciones del caso.


El lugar propuesto para el encuentro era ¨la curva cruzando el río¨, la cual no tardamos en encontrar.


El lugar estaba custodiado por el cerro Ceferino.

El Cerro Ceferino, además de ser un santuario, es un excelente mirador de la ciudad y sus alrededores.

Para el oeste, con la cordillera en el horizonte, se podían apreciar las alamedas que rodean al Dique Blas Brísoli  en cuyas orillas se encuentra el criadero de truchas Cuyam-Co.


Alrededor de las 8:45 apareció el minibus y tuvimos que disponernos rápidamente a seguirlo ya que aparentemente venían ¨algo atrasados¨.


Bardas (paredes) de origen marino elevadas por la orogenia andina sobre la RN 40.
Atravesamos un camino de curvas y contracurvas de singular belleza denominado Cuesta del Chihuido el cual no pude fotografiar debido al apuro del chofer del minibus. Pasamos las localidades de Agua Botada y el cruce del Río Grande nos indicaba que estábamos en los alrededores de Bardas Blancas. Hacia el oeste se apreciaba el pico del Cerro Palal Mahuida.

Sobre la izquierda y arriba de la alameda, el pico del Cerro Palal Mahuida.
La primer parada fue en La Pasarela, un angosto puente peatonal sobre un cañón de basalto de 26000 años que el Río Grande se encargó de cortar.


Los mantos lávicos presentan bellas formaciones de 500 metros de largo y 8 de ancho. El rugir de las aguas impresiona a los visitantes.

Encajonamiento del Río Grande en su paso por el lugar conocido como ¨La Pasarela¨.

Con mucha precaución de no tropezarse pudimos con Alma testimoniar nuestra presencia en el lugar.


Hacia el lado opuesto de La Pasarela, es decir hacia el oeste, una quebrada de escorial dejaba ver el pico puntiagudo del cerro Palal Mahuida.


En este punto hay una bifurcación de rutas y se termina el asfalto, a la izquierda la RP 183 se interna en la reserva y a la derecha la RN 40 sigue su rumbo sur hacía el límite con la provincia de Neuquen.


Antes de ingresar a la reserva propiamente dicha, se deben atravesar varios pozos petroleros pertenecientes al yacimiento Cerro Fortunoso.


La geografía es propiamente patagónica, con muy escasa presencia humana lo que le aporta la lugar de una mística especial.


Al cabo de algunos kilómetros de riguroso ripio, pudimos obtener la primer vista del Volcán Payún Liso (3680 msnm). Las lluvias del día anterior en Malargue se había transformado en nieve en su cumbre.


Pero había mucho por delante todavía. Debíamos internarnos más en este alejado rincón de la provincia de Mendoza. La rigurosidad del camino se compensaba con la presencia de numerosos volcanes circundantes.



Pequeños carteles nos indicaban que habíamos ingresado a la reserva.


El Volcán La Herradura daba testimonio de ello.


Los coirones tiñen de amarillo el negro suelo del lugar. El contraste con el blanco y el celeste del cielo le aportan al paisaje una belleza singular.


Comenzamos a transitar por un manto de pequeñas piedras volcánicas negras llamadas lapillis.


El cartel principal de ingreso no tardó en aparecer.


El paisaje es sencillamente deslumbrante. Poder contemplar innumerables conos volcánicos rodeados de mantos de lava nos daba la sensación de estar en un sitio único en el mundo.


Agradecimos a nuestro Palio Adventure por habernos dado la posibilidad de conocer semejante lugar.



Nuestro Palio Adventure custodiado por el volcán La Herradura.

Los pastizales amarillos son los responsables de cortar la monotonía negra de los lapillis, dando lugar a grandes extensiones denominadas ¨pampas negras¨. Allí aprovechamos para distendernos aún más y recorrer el lugar.


Desde este lugar, los volcanes  Payún Liso y La Herradura se nos mostraban imponentes antes nuestros ojos.


Aprovechamos la oportunidad para hacer amistades mientras reconocíamos el terreno.


Una vez regocijados con el entorno, continuamos viaje, no sin dejar de respetar las señales de tránsito.


Que, por cierto, no podían haber sido más oportunas.




Sin embargo, las señales no sólo se referían a la fauna autóctona.


También debíamos obedecer las señales horizontales, no debíamos sobrepasar vehículos con línea amarilla continua.


Tanto nos habíamos internado en la Reserva que lográbamos observar los volcanes desde su misma base.


La excursión nos condujo hacia otro sitio dentro de la reserva denominado ¨Campo de Bombas¨. El terreno está sembrado de un tipo de piroclastos denominados regionalmente como bombas volcánicas, que son trozos de lava que cayeron en estado líquido o pastoso y, al enfriarse, tomaron curiosas formas.


Pensar que en algún momento del pasado ese lugar estaba sembrado de incandescentes trozos de lava parecía casi increíble.


Primer plano de un piroclasto en el lugar denominado ¨Campo de Bombas¨.

Para ese entonces el paisaje parecía simplemente surrealista.


Nos daba la sensación de estar visitando otro planeta.



Cráter del Volcán Payún Liso, visto desde el ¨Campo de Bombas¨.

Y eso nos desbordaba de felicidad.




Promediaba el mediodía y eso fue la excusa perfecta para seguir nuestra excursión hasta el lugar donde almorzaríamos.


El refugio perfecto fue el ¨Real del Molle¨, un asentamiento temporario utilizado por los arrieros de la zona. Está coronado por un ejemplar de molle centenario de aproximadamente 3 metros de alto y dos imponentes coladas de lava de distinto origen y composición.

Pequeño refugio entre un molle centenario y escorial volcánico.

Almorzar en ese lugar, lejos de lo cotidiano, acompañados del soplido de una suave brisa con aroma a pichana y conviviendo con el imponente paisaje fue un momento inolvidable.


Permanecimos aproximadamente una hora en el lugar, habíamos alcanzado el punto más lejano de nuestra excursión.
Debíamos retornar, no sin antes continuar apreciando una majestuosa vista del volcán Payún Matrú (3691 msnm), que fue, según nuestro guía, el responsable de generar tamaña actividad volcánica en la zona.

Estudios recientes realizados por vulcanólogos italianos demostraron que las coladas de lava emitidas por el Payún Matrú son unas de las más largas del mundo, comparables solamente con los volcanes del Planeta Marte.

Hacia el fondo de la foto, el Volcán Payún Matrú con su cráter cubierto de nieve.

Pero lo mejor aún estaba por venir. Los tonos morados del volcán homónimo contrastaban con el azul del cielo.


El guía detuvo el minibus sobre una de sus laderas. Nos invitó a realizar una breve caminata hacia su cráter.


Obviamente, nadie se quería perder semejante acontecimiento.


¡Qué alegría poder llegar hasta el cráter de un volcán!




Su cráter presenta la particularidad de haberse colapsado con su erupción, la mitad de su borde se derrumbó permitiendo el derrame de lava hacia una de sus laderas. En la foto posterior puede observarse a la izquierda parte de su cráter colapsado y a la derecha la lengua de lava solidificada.


El cráter de El Morado oficiaba de balcón panorámico para observar La Payunia en toda su extensión. El volcán Santa María aparecía apenas atrás de las Pampas Negras, y parte de su colada de 17 Km, llamada Escorial de la Media Luna, podía apreciarse hacia su izquierda.


El Payún Matrú con sus volcanes secundarios en sus laderas imponía su presencia y justificaba ser el causante de tanta belleza.


El siguiente mapa satelital permite distinguir claramente varios de los conos volcánicos mencionados como así también sus escoriales.


La temperatura de la tarde se había encargado de derretir la nieve en la cumbre del Payún Liso. Eso nos marcaba que la hora del retorno había llegado.


Pero no íbamos a volver sobre nuestros pasos. El chofer había elegido descender de El Morado por un camino diferente, lo cual imprimió al paseo con algo de aventura ¨off road¨.

Descendiendo de el Volcán El Morado atravesando parte de las Sierras de Palau-Co.

Por momentos, el minibus desaparecía, tanto como la huella.


Extremadamente regocijados y agradecidos de haber conocido un lugar tan original, bello y misterioso emprendimos el regreso a las cabañas. Seguramente sus imponentes paisajes quedarán grabados en nuestras memorias para siempre.

La excursión a La Payunia había resultado ser tan reconfortante como extenuante, así que a la mañana siguiente la dedicamos a relajarnos en la pileta del complejo.




Pero estando de vacaciones somos almas inquietas, así que a la tarde nos dispusimos a conocer un lugar característico de la zona llamado ¨Castillos de Pincheira¨.
Se trata de unos filosos promontorios volcánicos moldeados por erupciones ocurridas unos 10 millones de años que se encuentran a sólo 27 km al oeste del centro urbano.
Se debe tomar un sinuoso camino de ripio, atravesar el arroyo Pequen-Co y bordear la margen derecha del río Malargue.


El lugar debe su nombre a que en tiempos pasados fuera ocupado por unos hermanos bandidos de apellido  Pincheira.
El predio se encuentra administrado por un camping, y su ingreso cuenta con un costo para pasar el día. Como la tarde ya se encontraba avanzada, decidimos tomar unos mates a la vera del río Malargue.


Después de disfrutar del sonido turbulento del río y del aroma a plantas silvestres por alrededor de una hora dimos por finalizado nuestro tercer día.

Los planes para el cuarto día consistían en recorrer el ¨Circuito de los Valles¨. Alrededor de las 10.30 hrs. tomamos las RN 40 con rumbo norte hacia su intersección con la RP 222. Nos internaríamos en las entrañas de la cordillera mendocina que en este tramo se nos volvía a presentar en el horizonte.


A pocos km de haber tomado la mencionada ruta provincial comienza la ascensión de la Cuesta del Infiernillo, a medida que tomábamos altura lográbamos ver en el fondo el cañadón del Río Salado.


La zona es utilizada por los lugareños para la veranada, llevando sus animales a la región para que se alimenten de los pastos tiernos del verano.



Desde la altura máxima del Infiernillo (1816 mts.) encontramos a nuestra derecha el Puesto San Luis de Los Blancos, desde donde pudimos acceder a la Laguna de la Niña Encantada.
Para acceder a la laguna debimos cruzar el puente peatonal sobre el río Salado y abonar una módica entrada.
La laguna es alimentada por un arroyo que luego sigue su curso hacia el río Salado.

Arroyo que fluye desde la Laguna de la Niña Encantada.
Una vez traspuesto el arroyo nos encontramos con una pintoresca laguna de aguas verdes, formada en una antigua chimenea volcánica. Su belleza es superlativa.


El lugar atesora muchas y antiguas leyendas. Una de ellas dice que la princesa india Elcha se enamoró del joven inadecuado y fue perseguida hasta encontrar su salvación en las cristalinas aguas de la laguna.




Eran alrededor de las 12:00 hrs. cuando salimos de la laguna. En zonas cordilleranas la sombra es muy escasa, así que aprovechamos la proximidad de la frondosa arboleda del puesto mencionado anteriormente para almorzar tipo picnic.


Continuamos nuestro periplo hacia el Valle de Los Molles, distante 7 km. de la laguna, por el serpenteante asfalto de la RP 222, con los cerros multicolores de la cordillera aportando majestuosidad al camino.


Apenas traspusimos la localidad de Los Molles un cartel nos indicaba el ingreso al Pozo de las Ánimas, pero decidimos visitarlos a la vuelta ya que el sol del mediodía estaba algo fuerte. Unos kilómetros más adelante comenzamos a divisar unos complejos hoteleros de gran categoría, habíamos llegado a Las Leñas.






Nos detuvimos unos minutos para fotografiar el complejo y avistar el cerro Leñas (4350 msnm) fácilmente identificable por su pico con forma de aleta.


Hasta aquí llegaba el asfalto. Un sinuoso camino de ripio nos esperaba. En una de las curvas miramos hacia la montaña y logramos avizorar un manchón blanco con un gran túnel en el medio por donde fluía un pequeño arroyo. Automáticamente se armó la controversia de si se trataba de nieve, roca o algún otro material. Ni el uso de los binoculares pudieron dirimir la cuestión.


El entorno se ponía cada vez más bello, con matices de colores que pasaban del árido ocre de los cerros...


...al fresco verde de los valles.


Manchones de nieve en lo alto de los picos nos indicaban una altitud importante.


Las quebradas nos ofrecían una belleza paisajística única.


De repente y como premio por resistir el persistente serrucho y piedras sueltas del camino, el Mirador de Valle Hermoso se nos presentó ante nuestros ojos.


A pesar de haber mirado fotos en la web una miríada de veces, me convencí que la belleza del lugar sólo puede ser realmente apreciada con la presencia en el mismo.
Desde el mirador puede avistarse un promontorio a la izquierda llamado ¨El Centinela¨, los paredones macizos del cerro Torrecillas, la laguna de Valle Hermoso, los ríos Cobre y Tordillo, y como si esto fuera poco, al fondo el volcán Peteroa en la frontera con Chile.


Sin lugar a dudas, el mirador le ofrece al turista una de las vistas más espectaculares que posee Argentina.


Descendimos los 7 km que separan al mirador de la laguna  y nos encontramos con un modesto pero completo complejo turístico que ofrece camping, baños, parador, restaurante, etc.




Ni bien bajamos del auto, nos acercamos a la orilla de la laguna para distendernos y disfrutar de la frescura de sus aguas, rodeadas de agrestes cerros.


Vista de ¨El Centinela¨ y dos refugios andinos en su base desde el parador de la laguna.
Ya relajados en el lugar decidimos degustar una pizza en uno de los quinchos a metros del agua.


Pero la pizza necesitaba su típico maridaje...


Almorzar en un sitio tan bello y apacible como este será otro de los momentos que recordaremos para siempre. El cerro Torrecillas oficiaba de vigía de nuestro pequeño banquete.


Sentados cómodamente y ya de sobremesa observamos como algunos turistas aprovechaban la oportunidad para navegar por sus tranquilas aguas.


Mientras otros disfrutaban de una apacible caminata por su orilla.




Nos deleitamos con el lugar hasta alrededor de las 17:00 hrs. La brisa aumentó su intensidad y el fresco de los atardeceres cordilleranos nos invitó a juntar nuestras cosas para emprender el regreso.


Desandamos el camino hasta el punto que habíamos postergado, el Pozo de las Ánimas. Se trata de dos enormes dolinas, grandes depresiones con espejos de agua dulce en el fondo. Su nombre se debe al ruido que produce el ulular del viento al pasar por los pozos, que simula ánimas en pena.


La de la derecha es notablemente más pequeña.


Nuevamente, estábamos ampliamente satisfechos por los lugares recorridos y los paisajes disfrutados. Muy tranquilos emprendimos el regreso a nuestras cabañas.

Mapa de parte de la zona recorrida. Fuente: http://www.patrimonionatural.com

El último día había llegado. Lo dedicamos a comprar regalos para nuestros seres queridos y a descansar en el complejo.

A pesar de que quedaron varios otros lugares para conocer como La Caverna de las Brujas, la Cascada de Manqui Malal y la Laguna de Llancanelo entre otros, Malargue había superado nuestras expectativas. Seguramente será la excusa perfecta para volver.

14 comentarios:

  1. Excelente relato y las fotos

    ResponderEliminar
  2. Che, muy lindo viaje, hermosas fotos, una vez mas te pasaste.
    Saludos.

    Juampa de Rosario (amigos del adventure club)

    ResponderEliminar
  3. Estimados lectores:

    Qué gratificante que hayan disfrutado del relato y las fotos. Los animo a que visiten estos lugares, son realmente únicos. Les mando un gran saludo!

    ResponderEliminar
  4. Muy lindo, estuvimos ahí con el viejo autito, apenas llegamos a la cima donde se ve todo el paisaje en Valle Hermoso, y no pudimos entrar al sector de volcanes, por eso decidí comprarme la Palio Adventur Locker, si Dios quiere volveremos, y nos faltó también llegar a la laguna El Diamante, Parque Pcial Laguna del Diamante. Limitantes por el auto, ahora sin tener que comprar una 4x4 lo podremos hacer. Felicitaciones por las fotos y la hermosa Flia.

    ResponderEliminar
  5. hermozo viaje, que bueno que la pasaron bien saludos de peru. alberto gonzales. algonzaloc@gmail.com

    ResponderEliminar
  6. Fernando, hermoso relato, te cuento que vivimos con mi familia en Malargue y tenemos una locker; hemos recorrido los lugares q mostras con el auto y otros mas (Ruinas del Hotel El Sosneado / Termas de Cajon Grande), te recomiendo en un proximo viaje no dejes de visitarlos. Un abrazo locko!

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias a todos por los comentarios y por haber dedicado tiempo de lectura al blog, saludos!

    ResponderEliminar
  8. Hola, hermoso viaje hiciste, te quiero consultar por la zona de la Payunia, podré ingresar con mi Megane diesel? Veo que en otro viaje tambien hiciste la ruta hasta los linderos, yo con el Megane también la hice, entonces, segun tu opinión, si pude llegar a Los Linderos, podré hacer el circuito de los volcanes o éste está en peor estado todavia? Gracias.

    ResponderEliminar
  9. Estimado lector:

    Muchas gracias por tu comentario. Con seguridad podés hacer el paseo a La Payunia en tu Megane Diesel. Tal cual vos decís, salvo por el hecho que el camino tiene varias bifurcaciones, este trayecto no reviste mayor dificultad que el de Los Linderos,así que adelante! No dudes en consultarme si tenés alguna otra duda, que lo disfrutes!

    ResponderEliminar
  10. Hermoso relato, y las fotos muy lindas, es como si hubiera visto una película. relatada por sus protagonistas.
    es increíble, soy Mendocino y no conozco esos lugares, después de haber visto esto me animo a ir, me queda decirte muchas gracias
    por compartir. este viaje espectacular. Fernando

    ResponderEliminar
  11. Muchas gracias Fernando por tomarte el tiempo de leer y comentar el blog. Qué bueno que el relato te haya motivado a visitar estos lugares, esa es la idea! Te mando un gran abrazo y buenos caminos!

    ResponderEliminar
  12. Vinimos ayer de allá, inolvidable viaje.... También es soñado visitar Caverna de las Brujas, Turcará, y hacer rafting en los ríos de San Rafael, así como también recorrer por camino de ripio el cañon del atuel hasta el Nihuil. Un abrazo! Fantastica región! La gente muy cordial!

    ResponderEliminar
  13. Exelente relato y fotografia. Me intriga La Payunia, desde la ultima ves que fui al Cañon del Atuel y a la distancia vi esos conos en direccion a la cordillera, averigue y sue que era La Payunia. Ya llegare!!!!

    ResponderEliminar